¡¡Viva la fotografía!!
Y por mucho tiempo. En este nuevo viaje tranviario tendremos el gusto de contar con Óscar Mulet, fotógrafo madrileño que, habitualmente, trabaja para gabinetes de prensa de ayuntamientos de la Sierra de Madrid y para revistas de turismo rural, ciclismo y espacios naturales. En los últimos años ha recibido una veintena de premios, entre los que destacan:
- Premio Especial del Certamen Provincia de Guadalajara
- 2º Premio Certamen Internacional Andorra
-1er Premio del Concurso “El Placer de Leer” del Ayuntamiento Salamanca
- Finalista del Certamen sobre Cultura Popular del Ministerio de Cultura
- 1er Premio Concurso Fotográfico de Vías Verdes
Ha expuesto en Madrid y en Villalba y ha participado en el Circuito de Jóvenes Artistas de la Comunidad de Madrid. Le interesa especialmente la fotografía documental. Sus trabajos en este ámbito pueden verse en: www.oscarmulet.es
[caption id="attachment_343" align="aligncenter" width="300" caption="Autorretrato. Óscar Mulet"]
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Óscar Mulet expone actualmente en el pueblo de Guadarrama:
“Diamond Dogs”
Exposición fotográfica del 05 de febrero de 2010 al 20 de febrero de 2010
L-V 16-21:30h, S 10-14h
Centro Cultural “Alfonso X El Sabio”.
Guadarrama
Esto nos cuenta el artista sobre la exposición:
“Cuando voy al cine prefiero no conocer mucho sobre la película que pretendo ver. Evito los atractivos y ruidosos tráilers publicitarios. También las opiniones, que a modo de juicio final, dictan críticos y entendidos. Bastan algunas sensaciones o datos para que mi dedo apunte a un título de la cartelera. Por no alterar las leyes de la unidad anatómica, el resto de mi cuerpo suele seguirle.
Este método mío, que conlleva ciertamente un elevado margen de error, asegura en cambio una facultad: mantener intacta la capacidad de sorpresa.
Proyectar mi querencia por la falta de información en la promoción de mi exposición no parece lo más práctico. Porque yo he venido aquí a hablar de mi expo... Pero, ¿cómo hablar de ella sin desvelar demasiado, sin mermar el factor sorpresa?
Ladrar toca, entonces"
[caption id="attachment_344" align="aligncenter" width="490" caption="Cartel para la exposición de Guadarrama"]
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Carlos Miranda seguirá su recorrido por la literatura centroeuropea de entreguerras. Como ya hizo hace unos meses con Arthur Schnitzler, Stefan Zweig y Joseph Roth, en esta segunda entrega pasará por la vida y obra de Hermann Broch, Robert Musil y Sándor Márai. La intensa creatividad engendrada durante este periodo hace de la literatura centroeuropea un filón inagotable. La calidad de la literatura centroeuropea se ha ganado a pulso su merecida fama gracias a la genialidad de nombres como Kafka, Zweig, Roth, Broch o Schnitzler; sin embargo no se agota ni mucho menos con ellos. Y es que alrededor de tan esplendoroso núcleo central se ubica una brillante periferia que forman autores menos conocidos que tienen por sí solos un peso y un interés que los hacen dignos de atención a pesar del eclipse al que les condena la presencia de los grandes nombres. El novelista, ensayista, dramaturgo y filósofo austríaco Hermann Broch imbricó en su obra las más diversas experiencias, colectivas e individuales, de su tiempo. Su consagración literaria se produjo tras la publicación de la trilogía Los sonámbulos (1931-1932), compuesta por Pasenow o el romanticismo, Esch o la anarquía y Huguenau o el realismo. Como muchos otros escritores de origen judío tuvo que exiliarse. Gracias, entre otros, a James Joyce, emigró a Inglaterra y Escocia. Más tarde emigraría a Estados Unidos.
[caption id="attachment_346" align="aligncenter" width="279" caption="Hermann Broch"]
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El mismo Broch, desde el exilio, ayudó a muchos perseguidos, entre otros a Robert Musil, sin que éste lo supiese. Broch era un gran admirador suyo. Con ocasión de la muerte de Musil en 1942, Broch escribió una maravillosa despedida que empieza así: “Hay que decir adiós a quien siempre se despidió, porque Robert Musil se pasó la vida despidiéndose. Nunca lo hizo de un modo sentimental, apenas dolorosamente; se despedía siempre con la exactitud de un cronista que atrapa el pasado, porque quiere la realidad presente, el germen del futuro”.
Broch era perfectamente consciente de que Robert Musil había construido una literatura “nueva”. Junto con Franz Kafka había dado forma a la modernidad, iniciando un camino que tiempo más tarde seguirían otros escritores como Nabokov. Obras como su primera novela, Las tribulaciones del joven Törless, o la última y grandísima El hombre sin atributos, abren y cierran la obra de un creador genial.
[caption id="attachment_347" align="aligncenter" width="242" caption="Robert Musil"]
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Otro de los escritores que conforman esta periferia literaria es el húngaro
Sándor Márai. Silenciada su obra debido a la proscripción que soportó en Hungría, la desaparición del Muro de Berlín lo sacó definitivamente del olvido, iniciándose así su recuperación.
Sándor Márai construye un universo novelístico que, aunque recuerda algo al de
Stefan Zweig, está dotado de sus propios recursos y registros expresivos. Un discurso melancólico y refinado que sirve a una voz elegante que se articula a través de personajes que parecen vivir atrapados por su pasado.
Los rebeldes (1930) o
La herencia de Eszter (1939) son una clara muestra del universo literario de
Márai. A él cabe el honor de haber realizado las primeras reseñas periodísticas de la obra de
Kafka.
[caption id="attachment_348" align="aligncenter" width="297" caption="Sándor Márai"]
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Habrá, como siempre, buena música, en este trayecto estarán algunos de los clásicos del rock, cine y mucho más en “El Tranvía”.
Salud a todos y a pecar que este fin de semana anda suelto Don Carnal.