miércoles, 4 de noviembre de 2009

TRAYECTO 322 6 DE NOVIEMBRE 2009

   ¡Merecidos homenajes!


El lunes pasado fallecía José Luis López Vázquez, actor cuya filmografía es ya puro patrimonio nacional. Nacido en Madrid en 1922, su carrera cinematográfica arrancó a finales de la década de los 40. Fue, para muchos, uno de los mejores tragicómicos de la historia del cine español.


Nació frente al cine Doré, en pleno centro de Madrid, ciudad de la que llegó a decir que “será bonita cuando la acaben, pero nadie sabe cuándo será”. El viejo edificio y las películas de Buster Keaton marcaron, según explicaba él, su destino.




[caption id="" align="aligncenter" width="431" caption="José Luis López Vázquez recibiendo el Goya de Honor en 2004."][/caption]

Debutó como actor en el teatro María Guerrero, pero el cine lo encantaría para siempre. De pequeño quería ser pintor o artista. Así fue como se encargó de los figurines de Sucedió en Damasco (1943) y de otras películas de López Rubio, hasta que Luis García Berlanga le ofreció un papelito en Esa pareja feliz. Desde que en 1957 rodara Los jueves, milagro, también con Berlanga, y, sobre todo, un año después, con El pisito, de Marco Ferreri, su popularidad de actor no cesó. En su filmografía se encuentra gran parte de lo mejor del cine español, y hasta Hollywood (y no se podía ser más antiestrella) intentó llevárselo. Con Berlanga rodó Plácido, El verdugo o la trilogía nacional, con Carlos Saura  La prima Angélica o Pippermint Frappé, con José María Forqué Atraco a las tres, con Jaime de Armiñán Mi querida señorita, con Antonio Mercero La cabina y con George Cukor la olvidada Viajes con mi tía.

Precisamente os hemos seleccionado unas secuencias de las películas El cochecito (1960), de Marco Ferreri, y Plácido (1961), que estuvo nominada al Oscar a la Mejor Película Extranjera en 1962.

[caption id="attachment_241" align="aligncenter" width="450" caption="Fotograma de la película "El cochecito" con Pepe Isbert y J. L. López Vázquez. "]imagen5[/caption]

 


También nos dejaba el domingo pasado Claude Lévi-Strauss, el gran antropólogo francés nacido en Bruselas y una de las más grandes figuras de su disciplina, fundador de la antropología estructural e introductor en las ciencias sociales del enfoque estructuralista basado en la lingüística de Saussure. Dado el peso de su obra, dentro y fuera de la antropología, fue uno de los intelectuales más influyentes del siglo XX. No sólo fue la principal figura en el mundo de la etnología a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, sino también un extraordinario escritor y un filósofo de primera magnitud.

Transformó la etnología contemporánea al elaborar un método original que aunaba el estructuralismo, el psicoanálisis a la hora de interpretar los mitos. Éste fue el procedimiento utilizado para estudiar la organización social de las tribus de Brasil y la de los indios del norte y sur de América. Sus primeras obras fueron La vida familiar y social de los indios Nambikwara y Las estructuras elementales de parentesco. Otras obras suyas determinantes fueron El pensamiento salvaje o Lo crudo y lo cocido.

En 1973 ingresó en la Academia Francesa. Fue el primer antropólogo que lo hizo. El año pasado, el mundo cultural francés le rindió un homenaje al cumplir 100 años: fueron múltiples los suplementos, los documentales y las exposiciones consagradas a su persona y a su obra.

[caption id="" align="aligncenter" width="346" caption="Claude Lévi-Strauss caricaturizado por David Levine."][/caption]

 



Y el martes fallecía el escritor granadino Francisco Ayala García-Duarte. Ayala había cumplido 103 años el pasado 16 de marzo. Era el último superviviente de la generación del 27, colaboró habitualmente en Revista de Occidente y Gaceta Literaria y, además de ser miembro de la Real Academia Española desde 1984, tenía los premios más importantes de las letras españolas: del Cervantes (en 1991) al Príncipe de Asturias (tres años antes).

Todos los honores le llegaron cuando volvió a España definitivamente en 1980. Entonces la miel del reconocimiento sustituyó a la hiel de un largo exilio que, con la Guerra Civil, le obligó a abandonar su cátedra de Sociología en la Universidad Complutense para dar con sus huesos en Argentina, Puerto Rico y Estados Unidos.

Ayala habló del telón que no terminaba de bajarse el día que se presentaba el primer tomo de sus obras completas en Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. "He escrito demasiado porque he vivido demasiado y además lo he hecho intensamente", dijo aquel día. Seis tomos de más de 1.500 páginas cada uno reunirán cuando terminen de publicarse una obra oceánica en la que tienen una especial relevancia la narrativa y el ensayo.

Títulos como La cabeza del cordero, Muertes de perro, El jardín de las delicias o La invención del Quijote ocupan ya un lugar de honor en la historia de la literatura. Un lugar en el que sus memorias, Recuerdos y olvidos, tienen su propio espacio dentro del género autobiográfico. Carlos Miranda homenajeará a esta extraordinaria figura literaria.

[caption id="" align="aligncenter" width="255" caption="Francisco Ayala García-Duarte."][/caption]

 



Como sabréis, el Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca ha recaído en su sexta edición en el poeta jerezano José Manuel Caballero Bonald. Por ello, en nuestra sección "Los poetas en sus voces" escucharemos el poema Somos el tiempo que nos queda, del poemario Memorias de poco tiempo, de 1954.

[caption id="" align="aligncenter" width="382" caption="José Manuel Caballero Bonald."]El escritor jerezano, José Manuel Caballero Bonald[/caption]

 



Además, Trudi nos hablará de la tarantela, un baile no tan popular del sur de Italia, de las regiones de Apulia, Basilicata, Calabria, Molise, Campania y Sicilia. Se trata de un baile de origen napolitano que tiene un movimiento muy vivo. En su forma moderna más común, es una danza de galanteo entre parejas con una música en un compás de seis por ocho que va aumentando progresivamente de velocidad y que va acompañada de castañuelas y de panderetas. Tiene dos partes bien diferenciadas: una en tono menor y otra mayor. Durante la Edad media, en algunas partes del sur de Italia se creía que bailar el solo de la tarantela curaba un tipo de locura supuestamente producida por la picadura de la mayor araña europea, la araña lobo o tarántula. Sin embargo, el nombre de tarantela proviene de la ciudad italiana de Tarento (en italiano, Taranto).

[caption id="" align="aligncenter" width="396" caption="Organetto."]Photo[/caption]

 



Y todo ello aderezado con nuestra habitual selección musical. Así que no os cortéis, subid con nosotros a este Tranvía de las ondas de Radio Villalba y... ¡a disfrutar!

 

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